La gestión del agua, proceso clave para el desarrollo sostenible del territorio
El agua desempeña un papel vital en la mejora de la salud, el bienestar social y en la generación de riqueza. La gestión eficiente de este valioso recurso resulta esencial para el desarrollo sostenible de los territorios rurales y urbanos. De ahí la importancia de la investigación y la transferencia de conocimiento para mejorar el manejo de los recursos hídricos en condiciones de equidad y sostenibilidad dentro de la planificación territorial.
En la actual época de crisis humanitaria y económica a la que se enfrenta el mundo, el papel del agua y su adecuada gestión son cruciales para combatirla, debido a la creciente necesidad de recursos hídricos. Por ejemplo, el acceso al agua y la higiene minimizan los riesgos de contagio, como se ha demostrado.
El año 2020 marcó un hito global para el futuro de las reservas de agua en todo el mundo, ya que supuso el inicio del comercio del agua en el mercado bursátil. Algunas voces expertas han argumentado que este mecanismo financiero, si se utiliza adecuadamente, puede contribuir al desarrollo sostenible mediante un uso más eficiente del agua. Otros expertos consideran extremadamente preocupante que se permita especular con este recurso vital para la vida en el planeta. Lo que es innegable es que este hito marcará el futuro de cada país y de su población, que dependerá en gran medida de una gestión adecuada de sus recursos hídricos.
El impacto de la globalización: la huella del agua
Para producir bienes y servicios se necesita agua, también conocida como «agua virtual del producto». El comercio internacional implica la transferencia de agua virtual a través de largas distancias. Comprender las entradas y salidas de agua en un país, región o cuenca puede revelar la verdadera situación del agua en esa zona. La importación de productos que consumen mucha agua reduce la demanda de agua en un país o cuenca, mientras que la exportación de productos que consumen mucha agua aumenta la demanda. Algunos países con escasez de agua alivian la presión sobre los recursos hídricos importando productos que consumen mucha agua, pero también hay países en los que la sobreexplotación y la contaminación de los recursos están vinculadas a la producción de bienes para la exportación. En muchos casos, los beneficios obtenidos no compensan la degradación medioambiental causada.
La huella hídrica (HH) de un producto es el volumen de agua utilizado para producirlo, medido a lo largo de la cadena de suministro o producción. De este modo, la cadena de producción de un bien o servicio puede implicar el consumo de agua superficial y subterránea (HH azul), el uso de agua de lluvia en la medida en que no se filtre por percolación o río abajo (HH verde), así como una cantidad determinada de agua dulce requerida para asimilar la carga de contaminantes más allá de las concentraciones naturales del lugar y la calidad del agua (HH gris).
El papel de las cuencas hidrográficas en el ciclo del agua
El ciclo hidrológico es un fenómeno global que implica el movimiento del agua entre la superficie de la Tierra y la atmósfera. Abarca las diversas transformaciones que experimenta el agua en la naturaleza, incluidos los cambios de estado (sólido, líquido y gaseoso) y de forma (agua superficial, subterránea, etc.). El ciclo hidrológico no es un proceso constante, como demuestran los periodos de sequías e inundaciones que se producen.
En condiciones meteorológicas adecuadas, el vapor de agua se condensa para formar nubes, que luego dan lugar a precipitaciones. Sin embargo, no toda la precipitación llega al suelo. Una parte se evapora durante la caída, mientras que otra es retenida por la vegetación o las estructuras artificiales (edificios, carreteras, etc.), para volver poco después a la atmósfera por evaporación. Otra parte queda retenida en los huecos e irregularidades del terreno (almacenada en depresiones). También hay agua que llega al suelo y fluye por la superficie (precipitaciones excesivas), juntándose en pequeños canales antes de unirse a los arroyos y llegar finalmente a los ríos. Estas aguas se dirigen a embalses, lagos u océanos, donde se evaporan o se infiltran en el suelo. Si el agua infiltrada es abundante, una parte descenderá para recargar las aguas subterráneas.
Una cuenca hidrográfica representa un área geográfica en la que las aportaciones naturales de agua proceden únicamente de las precipitaciones, y el exceso de agua o los materiales sólidos transportados por el agua forman un punto espacial único conocido como desembocadura. El funcionamiento de la cuenca puede compararse al de un colector, que recibe las precipitaciones y las convierte en escorrentía. Cuando se trata de zonas urbanas, la determinación de las cuencas es muy importante. En este caso, no se trata tanto de verificar la disponibilidad de agua como de conocer el área de aportación de agua a un punto de interés, como un lago, para identificar posibles contaminantes que puedan proceder de la cuenca.
La importancia de la Gestión Integrada de Recursos Hídricos (GIHR)
Según el Comité Asesor Técnico de la Asociación Mundial para el Agua (Global Water Partnership), la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) puede definirse como un «proceso que promueve la gestión y el desarrollo coordinados del agua, la tierra y los recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar social y económico de forma equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales».
De acuerdo con los principios rectores de la GIRH para la elaboración de planes nacionales, las cuencas hidrográficas y los acuíferos -dentro de una misma jurisdicción o entre distintas jurisdicciones- constituyen la unidad territorial más adecuada para la planificación y gestión de los recursos hídricos. Para disponer de estos recursos en los lugares necesarios y en el momento oportuno, los planes de gestión deben considerar la construcción y el mantenimiento de estructuras de retención y conducción del agua, teniendo en cuenta sus respectivos impactos sociales, medioambientales y económicos. Además, las diversas actividades que se llevan a cabo en un territorio (como la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la minería, los procesos de urbanización y la instalación de industrias) tienen todas ellas algún tipo de impacto sobre sus recursos hídricos.
Por tanto, resulta fundamental aplicar prácticas sostenibles en todas las actividades relacionadas con las cuencas hidrográficas. Las demandas de agua para el consumo humano básico y la sostenibilidad ambiental son prioritarias sobre otro uso. La incorporación de la equidad, la participación efectiva, la comunicación, el conocimiento, la transparencia y, sobre todo, la respuesta a las necesidades humanas en la gestión diaria logrará una dimensión ética en la gestión de los recursos hídricos. Para lograr una gobernanza plena del sector del agua, se requiere el compromiso y la acción colectiva de los organismos gubernamentales y los usuarios del agua para democratizar todos los aspectos de la gestión del agua.
Un manual para la gestión y el desarrollo sostenible de los recursos hídricos
La información de esta entrada forma parte del “Manual de Gestión Integrada de Recursos Hídricos. Un proceso clave para el Desarrollo Sostenible”, elaborado como material consultivo en el marco de un proyecto en Paraguay para monitorizar los agentes contaminantes del lago Ypacaraí, contribuyendo así al desarrollo de comunidades rurales fuertemente dependientes de la agricultura y ganadería.
La publicación ofrece conocimiento técnico y académico de consulta básica, con resúmenes de documentos oficiales y ejemplos prácticos dirigidos a brindar una lectura amena y comprensible, independientemente de la formación técnica del lector.